La cabina tiene ese aire añejo de un avión que ya era anticuado
cuando repostaba a los "Phantom". Sin embargo tiene un gran
poder de atracción que te transporta a esa época y te engancha
profundamente.
Desde aquí espero que el esfuerzo que están realizando los
voluntarios del Museo de Aire de Cuatro Vientos, se vea pronto
recompensado y estos aviones se puedan visitar por el público en
general.
No tiene sentido que todo ese esfuerzo quede encerrado tras las
portezuelas de los aviones.
El museo es algo vivo y muchas tripulaciones sacaron lo mejor de
ellos mismos para hacer volar estos cacharros como para que ahora estos
gigantes languidezcan por el abandono, la falta de ayudas, organización
o voluntad.
|